Fue reina de Castilla y León entre 1109, a la muerte de su padre Alfonso VI sin heredero varón y hasta su muerte en Saldaña el día 8 de marzo de 1126. Contrajo dos matrimonios. El primero con Raimundo de Borgoña, un noble de la Borgoña francesa, venido como otros caballeros franceses para incorporarse a las campañas militares contra el Islam peninsular. De esta unión nació su hijo y sucesor Alfonso VII. El segundo enlace se celebró a fines de 1109 con Alfonso I El Batallador.
Se conserva la llamada «carta de arras» donde se establecían los acuerdos matrimoniales y de sucesión. El matrimonio se caracterizó por los graves problemas entre ambos cónyuges. Algún cronista de la época habla del enlace como «las malditas y descomulgadas bodas». Finamente se produjo el repudió por parte del rey aragonés alegando la consanguinidad de los dos contrayentes.