A la muerte de Alfonso I nadie aceptó su testamento por lo que el hijo menor de Sancho Ramírez y Felicia de Roucy y hermano del Batallador asumió el trono aragonés desde septiembre de 1134 hasta 1137 en que cedió la dirección política, aunque no la realeza, a su yerno el conde barcelonés Ramón Berenguer IV, con el que había concertado unos esponsales con la hija que tuvo para asegurar la continuidad del reino de Aragón. Había nacido en 1086 y estuvo desde su niñez vinculado en un grado desconocido a la Iglesia de donde proviene el apodo de «el monje» con el que ha pasado a la historia.
Durante su breve reinado consiguió mantener bajo dominio aragonés, salvo el reino de Pamplona, la mayor parte de los territorios conquistados por su hermano. Retirado de las tareas políticas e 1137 vivió retirado en diversos monasterios hasta 1157.